Ante la vida, sereno
Y ante la muerte, mayor;
Si me matan, bueno:
Si vivo, mejor.
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Me desordeno, amor, me desordeno – Carilda Oliver Labra
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
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Catorce versos en el cumpleaños de una mujer – Camilo José Cela
(Poemilla ínfimo y azorado, tenue, orgulloso y levemente soberbio, que debe leerse en cueros y con mucha parsimonia)
Cuando mi corazón empezó a nadar en el caudaloso río de la alegría de las más limpias herraduras de agua
Y descubrí que en el alma de la mujer subyacen cinco estaciones de grácil silueta
Oí silbar al ruiseñor del camposanto de la aldea y ahuyenté de mi piel los malos pensamientos..
El amor duerme en el pecho del poeta – Federico García Lorca
Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.
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Oda al gato – Pablo Neruda
El enamorado – Jorge Luis Borges
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
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El hueco – Javier Lostalé
En el hueco que separa dos cuerpos desnudos
hay un cielo pálido de mañana cansada,
una circulación húmeda de silencios
pues labios en cenit aún fulgen desligados.
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Canción de la vida profunda – Porfirio Barba Jacob
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.
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Cuatro sonetos de amor – Rafael de León
Bella Durmiente siglo XX – Jorge Teillier
¿En qué soñaba la Bella Durmiente
en su sueño que duró cien años?
¿Soñaba con la música muda
de los polvorientos oboes,
o con el hervir de las ollas
que las cocineras descuidaban?
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