Quisiera una mujer de sangre y plata.
Cualquier mujer. Una mujer cualquiera,
cuando en las noches de la primavera
se oye a lo lejos una serenata.
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Poesía – Carilda Oliver Labra
Romance de barco y junco – Óscar Castro –
El junco de la ribera
y el doble junco del agua,
en el país de un estanque
donde el día se mojaba,
donde volaban inversas,
Palomas de inversas alas.
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Horas de junio – Carlos Pellicer
Vuelvo a ti, soledad, agua vacía,
Agua de mis imágenes, tan muerta,
Nube de mis palabras, tan desierta,
Noche de la indecible poesía.
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A Colombina en Carnaval – Evaristo Carriego
Colombina, ¿Qué se hicieron
tus risas de cascabel?
¡Ah!, Desde que se perdieron
lo saben quienes te oyeron
quedó inconcluso, un rondel
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Aquella vez que vino tu recuerdo – Evaristo Carriego
La mesa estaba alegre como nunca.
Bebíamos el té: mamá reía
recordando, entre otros,
no se qué antiguo chisme de familia,
una de nuestras primas comentaba
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El velorio – Evaristo Carriego
Como ya en el barrio corrió la noticia,
algunos vecinos llegan consternados,
diciendo en voz baja toda la injusticia
que amarga la suerte de los desdichados
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Has vuelto – Evaristo Carriego
Has vuelto, organillo. En la acera
hay risas. Has vuelto llorón y cansado
como antes.
El ciego te espera
las más de las noches sentado
a la puerta. Calla y escucha….
Las manos – Evaristo Carriego
A todas las evoco. Pensativas,
cual si tuvieran almas, yo las veo
pasar, como teorías que viniesen
en las estancias líricas de un verso.
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Los viejos se van – Evaristo Carriego
¿No te da tristeza? Bueno,
a mí no sé qué me da
¡Se van los viejos! Los pobres
poquito a poco se van.
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