Hay unos seres increíbles
que vagan en la noche honda;
cuerpos indefinibles,
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Al lector – Charles Baudelaire
Afanan nuestras almas, nuestros cuerpos socavan
la mezquindad, la culpa, la estulticia, el error,
y, como los mendigos alimentan sus piojos,
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Canción Callejera – Cesare Pavese
¿Vergüenza de qué? Cuando uno ha cumplido condena,
si lo dejan salir, es porque es como todos
y en las calles hay gente que estuvo en presidio.
De la mañana a la noche callejeamos por las avenidas
y nos da lo mismo que llueva o luzca el sol.
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Pueblo – Luis Palés Matos
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo
donde mi pobre gente se morirá de nada!
Aquel viejo notario que se pasa los días
en su mínima y lenta preocupación de rata;
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Los milagros como cuarto estado de la materia – Nilton Santiago
(POCO ANTES DEL AMANECER, CUANDO LOS GATOS DIRIGEN EL TRÁFICO)
Son estas las ruinas y las lluvias del otoño,
entrar en el metro atravesando la puerta de una iglesia
llorar por la afonía de un grillo, caminar y volver a entrar a la iglesia
pero esta vez a través de la lluvia,
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La Carga de la Brigada Ligera – Alfred Tennyson
“¡Adelante, Brigada Ligera!”
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo.
En el valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.
El amenazado – Jorge Luis Borges
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre
es la única.
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El hombre siempre en el mar – Juan Ramón Jiménez
¡Granados en cielo azul!
¡Calle de los marineros!
¡Son tus árboles tan verdes,
es tan alegre tu cielo!
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Amor a primera vista – Wislawa Szymborska
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.
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Los motivos del lobo – Rubén Darío
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
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