Elegía a mi perro y a mí – Pedro Lezcano
Los perros mueren antes que los hombres.
¿Por qué? Le preguntaba.
Él quería decírmelo,
pero tenía el alma amordazada.
Sobre mi sombra negra
era mi sombra blanca.
Los perros mueren antes que los hombres.
¿Por qué? Le preguntaba.
Él quería decírmelo,
pero tenía el alma amordazada.
Sobre mi sombra negra
era mi sombra blanca.
Soliloquio del príncipe en Hamlet
Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar el fin? …
Soliloquio de Segismundo en «La vida es sueño»
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
…
– Diálogo de Rosaura en «La vida es sueño»
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
…
Cisne redondo en el río,
ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy; ¡no podrán escaparse!
¿Quién se oculta? ¿Quién solloza
por la maleza del valle?
…
El enano saltarín
La Cenicienta
Caperucita Roja
La princesa del guisante
Era dorada y espléndida
Aquella ciudad de la luz;
Una visión suspendida
En los abismos de la noche;
Una región de prodigios y gloria, cuyos templos
Eran de mármol blanco.
…
Todo empieza en el amor.
Eso vaya por delante.
Luego, el amor, se va llenando.
Se va haciendo. Se va sembrando
de palabras, de días, de miradas.
Y cuando nos damos cuenta
el amor
lo tenemos hecho un armario de asombros y maravillas.
…
El ocaso invernal, refulgiendo tras las agujas
y las chimeneas medio desprendidas de esta esfera sombría,
abre anchas puertas hacia algún año olvidado
de viejos esplendores y deseos divinos.
Futuras maravillas arden en aquellos fuegos
…
No sabría decir de qué criptas salen arrastrándose,
Pero cada noche veo esas criaturas viscosas,
Negras, cornudas y descarnadas, con alas membranosas
Y colas que ostentan la barba bífida del infierno.
…
A mis costados sin cesar se agita el demonio,
flota alrededor mío como un aire impalpable,
Lo aspiro y siento que abrasa mis pulmones
y los llena de un deseo eterno y culpable…
Al Ingeniero de Caminos, el célebre escritor D. José de Echegaray, su admirador y amigo.
I
Habiéndome robado el albedrío
Un amor tan infausto como mío,
Ya recobrados la quietud y el seso,
Volvía de París en tren expreso;
Yo nunca resistí las despedidas
con su mezcla de muerte y precipicio
con el aroma amargo de la finitud empalagando el ánimo
con esa luz de hielo matutino…
…
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¿Será verdad que, cuando toca el sueño,
con sus dedos de rosa, nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?…